Equipo rojo - 5
Equipo amarillo - 1
Se veía venir y así se avisó. En la madrugada del sábado los relojes se tenían que adelantar una hora y las consecuencias para los que tenían que jugar a las nueve de la mañana (las antiguas ocho) no se hicieron esperar.
A la hora del partido solo había 10 futbolistas sobre el terreno de juego y eso que Maxi y Manute estaban allí sin que se les esperase. Tenían otros planes, que se vieron truncados por motivos que no vienen ahora al caso pero que vendrán más adelante.
El caso es que el árbitro decretó el inicio del encuentro con 5 jugadores por cada equipo. Con el paso de los minutos se fueron incorporando futbolistas al partido, disculpándose todos ellos con la excusa de que se había cambiado la hora. Algo difícil de entender por los que estaban allí desde el principio, ya que los relojes se adelantaron 1 hora y no 15 minutos, que fue el retraso que trajeron algunos. Se hubiera entendido, porque se esperaba que le pasase a alguno, que se llegase una hora tarde o no se llegase, pero llegar 15 minutos tarde porque se ha adelantado el reloj 1 hora es motivo de sanción.
A pesar de todo, los equipos siguieron igualados con un 6 contra 6 que superaba a las previsiones de los más optimistas. En esas circunstancias, con un partido abierto y con muchos espacios los rojos se vieron favorecidos y se adelantaron en el marcador con un gol de Ramón que prologaba así su idilio con el gol de las últimas jornadas.
Los amarillos no encontraban respuesta al gol en contra y se estrellaban una y otra vez con la muralla defensiva del equipo rojo. A pesar de que la delantera amarilla no estaba especialmente lúcida en el remate, sus esfuerzos se vieron premiados con el gol del empate. Cierto es que el gol fue una pifia monumental del Miguel bajo los palos rojos, pero en su descarga hay que decir que parecía gravemente lesionado y bastante hizo con seguir jugando, aunque fuese de portero, y no dejar a su equipo con uno menos.
En definitiva que media hora después de empezar el partido todo volvía a estar como el principio. Empate a uno y partido igualado. Pero el resultado era engañoso. El equipo que mejor funcionaba, a pesar de los gritos que se daban entre ellos, eran los rojos. Un equipo bien plantado atrás que salía en peligrosos y veloces contraataques buscando siempre el camino más corto hacia el gol. Puede que, defensivamente al menos, el partido de ayer haya sido el mejor partido de los rojos en mucho tiempo.
Los amarillos por su parte no tenían un esquema definido y jugaban el fútbol parabrisas que predicaba Valdano cuando estaba en el Valencia. Toque y toque de una banda a otra sin profundizar lo más mínimo. Pero era peor aún cuando algún amarillo decidía que ya estaba bien de circular el balón y metía un pelotazo al área contraria. Entonces simplemente era otro balón perdido y a defender.
Tanto va el cántaro a la fuente que Ramón volvió a adelantar al equipo rojo en la mejor jugada del partido tras aprovechar un magistral pase en profundidad de Laury, ganar la posición a Lima y batir a Manute aprovechándose de su salida en falso.
Los rojos ya tenían el partido donde querían, con ventaja en el marcador y esperando a los amarillos en su campo para salir al contragolpe. El omnipresente Ramón en otra jugada de ataque en la que no controló su ardor guerrero lesionó a Lima. Circunstancia que aprovecharon los amarillos para cambiar su sistema de juego. Manute sustituyó a Lima como jugador de campo por doble motivo. El primero porque si Lima cojeaba era mejor que se pusiera de portero y el segundo pero no menos importante es que de esa manera se evitaba que en cualquier momento a Lima se le fuera la pinza y se tomase la justicia por su mano haciendo una entrada al amarillo que le había lesionado. En ningún caso se contempló la posibilidad de que Manute mejorase las prestaciones de Lima como jugador de campo, lo cual no deja de ser verdad aunque esté muy feo decirlo.
El momento de la discordia
Lima justificó su nueva posición bajo los palos con tres paradas tan impresionantes como poco ortodoxas. Los amarillos se animaron y pusieron cerco a la portería de los rojos con más corazón que cabeza. El empate parecía próximo cuando se produjo un hecho que a todas luces cambió el signo del partido.
A falta de 15 minutos para las 10 de la mañana (las antiguas 9) se presentó el último jugador en llegar. Algunos no daban crédito a lo que veían pero la nueva incorporación potaba en su mano la invitación oficial que Óscar le había hecho para disputar el partido. No se sabe si por pena, por educación o porque se veían con el agua al cuello, pero el caso es que los rojos requirieron a gritos al nuevo para que se diese prisa en incorporarse al partido.
Una decisión que no fue muy bien comprendida por los jugadores amarillos. Más concretamente por un par de ellos que por el resto (poned vosotros mismos los nombres). Ese fue el principio del fin de los amarillos.
Con uno menos y bajo una tromba de agua los amarillos siguieron presionando la portería defendida por Miguel, pero ahora cada balón perdido era un contragolpe con superioridad numérica para los rojos. Con los amarillos preocupados por conseguir un gol y por protestar su repentina inferioridad numérica al 50%, fueron los rojos los que lograron perforar la meta de Lima. No en una si no en tres ocasiones, lo que dejó el partido visto para sentencia.
Hay que decir a favor de los amarillos que buscaron el gol hasta el último segundo. Aunque pareció que lo hicieron más para no tener que bajar a defender que por verdadera convicción de conseguirlo.
Siendo cierto que la aparición del séptimo hombre perjudicó a los amarillos, no lo es menos que en multitud de ocasiones son los rojos los que juegan con uno menos. Cuando los rojos fueron uno más ya iban ganando el partido y los amarillos fueron incapaces de marcar un gol en 60 minutos de juego. El único gol amarillo fue una cesión de los rojos a su portero que se coló por debajo del pie de Miguel.
Así pues las verdaderas claves del partido fueron: Por una parte el extraordinario trabajo defensivo de los rojos, por otro la inoperancia en ataque de los amarillo y por último el olfato de gol de Ramón.
EL CRACK: Peru II. Maneja las dos piernas hasta que punto que alguno de su equipo todavía pregunta si es zurdo o derecho. Cada día juega con más criterio y lo único que se le puede pedir es algo más de puntería. Ayer su multiplicó en ataque y sobre todo en defensa, cuando el resto de sus compañeros (exceptuando a Peru I) estaban volcados en ataque y se les hacía más difícil recuperar la posición que subir la cuesta de la Atalaya en bicicleta.
EL DANDY: Laury. En la misma medida por el partido que se marcó defensiva y ofensivamente, con pase de gol a Ramón incluido, por la cantidad de balonazos que se llevó interceptando remates a amarillos y por la contestación que le dio a uno de su equipo cuando le recriminó una acción desafortunada a la hora de sacar el balón jugado.
¡VAYA DÍA!: Miguel. Fue una de las víctimas del cambio horario. Quizás fruto de eso entró al campo agarrotado por las prisas y el frío y se rompió en el primer esfuerzo que se vio obligado a realizar. Pasó a defender la portería de su equipo y aunque acabó haciendo alguna intervención de mérito, la primera pelota que le cedieron se le coló por debajo de la bota cuando quiso pisarla.
EL DURO: Ramón. Jura y perjura que tocó el balón y Lima jura y perjura que le tocó el tobillo. El tobillo de Lima parecía hinchado, aunque creemos que exageró al marcharse a casa en chanclas porque según él no le entraban las playeras, por lo tanto cabe suponer que la única entrada fea del partido fue obra suya. No obstante y debido a la insistencia de ambos en sus versiones, se han requerido los servicios de Grissom para que determine si el tobillo está dañado o no y desde cuándo.
Rueda de Prensa:
Entrenado Rojo: Hemos defendido de puta madre, no pasaba ni uno. Hemos sido una muralla inexpugnable.
Entrenador amarillo: Hay que correr más y hablar menos. Estamos todos parados y no presionamos nada. ¡Qué más da que sean uno más!
Óscar: (En las duchas) ¡Joder, es que habláis la ostia! No se puede estar todo el rato piando.
Manute: Vamos a ver. Hay una bolsa para los balones y otra para la ropa. Entendería que haya ropa en la de los balones o balones en la de la ropa, pero que haya ropa en el suelo en medio de las dos bolsas no lo puedo entender.
Nota de la redacción: La contestación de Laury fue a Óscar (el que dijo que no hay que hablar tanto) y en estos términos: “Óscar, ponte tú aquí a recibir balonazos y luego la sacas jugada”
Equipo amarillo - 1
Se veía venir y así se avisó. En la madrugada del sábado los relojes se tenían que adelantar una hora y las consecuencias para los que tenían que jugar a las nueve de la mañana (las antiguas ocho) no se hicieron esperar.
A la hora del partido solo había 10 futbolistas sobre el terreno de juego y eso que Maxi y Manute estaban allí sin que se les esperase. Tenían otros planes, que se vieron truncados por motivos que no vienen ahora al caso pero que vendrán más adelante.
El caso es que el árbitro decretó el inicio del encuentro con 5 jugadores por cada equipo. Con el paso de los minutos se fueron incorporando futbolistas al partido, disculpándose todos ellos con la excusa de que se había cambiado la hora. Algo difícil de entender por los que estaban allí desde el principio, ya que los relojes se adelantaron 1 hora y no 15 minutos, que fue el retraso que trajeron algunos. Se hubiera entendido, porque se esperaba que le pasase a alguno, que se llegase una hora tarde o no se llegase, pero llegar 15 minutos tarde porque se ha adelantado el reloj 1 hora es motivo de sanción.
A pesar de todo, los equipos siguieron igualados con un 6 contra 6 que superaba a las previsiones de los más optimistas. En esas circunstancias, con un partido abierto y con muchos espacios los rojos se vieron favorecidos y se adelantaron en el marcador con un gol de Ramón que prologaba así su idilio con el gol de las últimas jornadas.
Los amarillos no encontraban respuesta al gol en contra y se estrellaban una y otra vez con la muralla defensiva del equipo rojo. A pesar de que la delantera amarilla no estaba especialmente lúcida en el remate, sus esfuerzos se vieron premiados con el gol del empate. Cierto es que el gol fue una pifia monumental del Miguel bajo los palos rojos, pero en su descarga hay que decir que parecía gravemente lesionado y bastante hizo con seguir jugando, aunque fuese de portero, y no dejar a su equipo con uno menos.
En definitiva que media hora después de empezar el partido todo volvía a estar como el principio. Empate a uno y partido igualado. Pero el resultado era engañoso. El equipo que mejor funcionaba, a pesar de los gritos que se daban entre ellos, eran los rojos. Un equipo bien plantado atrás que salía en peligrosos y veloces contraataques buscando siempre el camino más corto hacia el gol. Puede que, defensivamente al menos, el partido de ayer haya sido el mejor partido de los rojos en mucho tiempo.
Los amarillos por su parte no tenían un esquema definido y jugaban el fútbol parabrisas que predicaba Valdano cuando estaba en el Valencia. Toque y toque de una banda a otra sin profundizar lo más mínimo. Pero era peor aún cuando algún amarillo decidía que ya estaba bien de circular el balón y metía un pelotazo al área contraria. Entonces simplemente era otro balón perdido y a defender.
Tanto va el cántaro a la fuente que Ramón volvió a adelantar al equipo rojo en la mejor jugada del partido tras aprovechar un magistral pase en profundidad de Laury, ganar la posición a Lima y batir a Manute aprovechándose de su salida en falso.
Los rojos ya tenían el partido donde querían, con ventaja en el marcador y esperando a los amarillos en su campo para salir al contragolpe. El omnipresente Ramón en otra jugada de ataque en la que no controló su ardor guerrero lesionó a Lima. Circunstancia que aprovecharon los amarillos para cambiar su sistema de juego. Manute sustituyó a Lima como jugador de campo por doble motivo. El primero porque si Lima cojeaba era mejor que se pusiera de portero y el segundo pero no menos importante es que de esa manera se evitaba que en cualquier momento a Lima se le fuera la pinza y se tomase la justicia por su mano haciendo una entrada al amarillo que le había lesionado. En ningún caso se contempló la posibilidad de que Manute mejorase las prestaciones de Lima como jugador de campo, lo cual no deja de ser verdad aunque esté muy feo decirlo.
El momento de la discordia
Lima justificó su nueva posición bajo los palos con tres paradas tan impresionantes como poco ortodoxas. Los amarillos se animaron y pusieron cerco a la portería de los rojos con más corazón que cabeza. El empate parecía próximo cuando se produjo un hecho que a todas luces cambió el signo del partido.
A falta de 15 minutos para las 10 de la mañana (las antiguas 9) se presentó el último jugador en llegar. Algunos no daban crédito a lo que veían pero la nueva incorporación potaba en su mano la invitación oficial que Óscar le había hecho para disputar el partido. No se sabe si por pena, por educación o porque se veían con el agua al cuello, pero el caso es que los rojos requirieron a gritos al nuevo para que se diese prisa en incorporarse al partido.
Una decisión que no fue muy bien comprendida por los jugadores amarillos. Más concretamente por un par de ellos que por el resto (poned vosotros mismos los nombres). Ese fue el principio del fin de los amarillos.
Con uno menos y bajo una tromba de agua los amarillos siguieron presionando la portería defendida por Miguel, pero ahora cada balón perdido era un contragolpe con superioridad numérica para los rojos. Con los amarillos preocupados por conseguir un gol y por protestar su repentina inferioridad numérica al 50%, fueron los rojos los que lograron perforar la meta de Lima. No en una si no en tres ocasiones, lo que dejó el partido visto para sentencia.
Hay que decir a favor de los amarillos que buscaron el gol hasta el último segundo. Aunque pareció que lo hicieron más para no tener que bajar a defender que por verdadera convicción de conseguirlo.
Siendo cierto que la aparición del séptimo hombre perjudicó a los amarillos, no lo es menos que en multitud de ocasiones son los rojos los que juegan con uno menos. Cuando los rojos fueron uno más ya iban ganando el partido y los amarillos fueron incapaces de marcar un gol en 60 minutos de juego. El único gol amarillo fue una cesión de los rojos a su portero que se coló por debajo del pie de Miguel.
Así pues las verdaderas claves del partido fueron: Por una parte el extraordinario trabajo defensivo de los rojos, por otro la inoperancia en ataque de los amarillo y por último el olfato de gol de Ramón.
EL CRACK: Peru II. Maneja las dos piernas hasta que punto que alguno de su equipo todavía pregunta si es zurdo o derecho. Cada día juega con más criterio y lo único que se le puede pedir es algo más de puntería. Ayer su multiplicó en ataque y sobre todo en defensa, cuando el resto de sus compañeros (exceptuando a Peru I) estaban volcados en ataque y se les hacía más difícil recuperar la posición que subir la cuesta de la Atalaya en bicicleta.
EL DANDY: Laury. En la misma medida por el partido que se marcó defensiva y ofensivamente, con pase de gol a Ramón incluido, por la cantidad de balonazos que se llevó interceptando remates a amarillos y por la contestación que le dio a uno de su equipo cuando le recriminó una acción desafortunada a la hora de sacar el balón jugado.
¡VAYA DÍA!: Miguel. Fue una de las víctimas del cambio horario. Quizás fruto de eso entró al campo agarrotado por las prisas y el frío y se rompió en el primer esfuerzo que se vio obligado a realizar. Pasó a defender la portería de su equipo y aunque acabó haciendo alguna intervención de mérito, la primera pelota que le cedieron se le coló por debajo de la bota cuando quiso pisarla.
EL DURO: Ramón. Jura y perjura que tocó el balón y Lima jura y perjura que le tocó el tobillo. El tobillo de Lima parecía hinchado, aunque creemos que exageró al marcharse a casa en chanclas porque según él no le entraban las playeras, por lo tanto cabe suponer que la única entrada fea del partido fue obra suya. No obstante y debido a la insistencia de ambos en sus versiones, se han requerido los servicios de Grissom para que determine si el tobillo está dañado o no y desde cuándo.
Rueda de Prensa:
Entrenado Rojo: Hemos defendido de puta madre, no pasaba ni uno. Hemos sido una muralla inexpugnable.
Entrenador amarillo: Hay que correr más y hablar menos. Estamos todos parados y no presionamos nada. ¡Qué más da que sean uno más!
Óscar: (En las duchas) ¡Joder, es que habláis la ostia! No se puede estar todo el rato piando.
Manute: Vamos a ver. Hay una bolsa para los balones y otra para la ropa. Entendería que haya ropa en la de los balones o balones en la de la ropa, pero que haya ropa en el suelo en medio de las dos bolsas no lo puedo entender.
Nota de la redacción: La contestación de Laury fue a Óscar (el que dijo que no hay que hablar tanto) y en estos términos: “Óscar, ponte tú aquí a recibir balonazos y luego la sacas jugada”
6 comentarios:
Joder Ramón!, estás en racha! dos lesionados en dos partidos
No pérdíamos 5 a 1 desde el último partido que falté, prometo no volver a faltar jjejejejejeje.
Fdo. Michel.
No se sabe lo que pasó pero el caso es que perdimos con justicia. Y encima enfadaos.
Si es que además de jugar bien al futbol, consigo dominar los enfados de mis compañeros, ¡joder, soy mejor que baresi!.
Fdo. Michel.
Cada vez jugáis peor, estáis acabados, entrenador rojo dimisión.
Firmado: El viejo de la grada.
Estoy hasta los cojones de madrugar, es que no tenéis familia, a ver si aprendéis de Oscar, que por lo menos llega tarde.
El funcionario del ayuntamiento
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