Tal día como hoy hace 39 años vino al mundo nuestro amigo Enrique. Más conocido como “Colibrí” en un principio y el “Payo Kike” desde que dejó una vida cómoda en Santander para buscar otros horizontes.
Un mucho de deseo de aventura y otro poco de humo de porro, le llevaron a despedirse de nosotros y a buscarse la vida en Ibiza, con una gata y una furgoneta. Más tarde en Granada estableció su residencia. No en la gran ciudad si no alejada de ella, con una bonita choza y una huerta para autoabastecerse (de tomates y esas cosas, mal pensados).
Viendo que ni siquiera eso le llenaba completamente se lió la manta a la cabeza y se enroló en una aventura que le marcaría de por vida. Se convirtió en cooperante de médicos sin fronteras (MSF) y fue a desarrollar un programa contra el sida a Malawi.
Se fue por 6 meses y aunque nosotros aquí cruzamos apuestas para saber si se reengancharía o no, al final solo fueron los seis meses que estaban previstos. Fueron unos días en los que además de trabajar por la gente más necesitada del planeta con MSF, también tuvo tiempo de organizar una colecta aquí, en Santander para comprar unos molinos y que las personas a las que estaba ayudando tuvieran la posibilidad de mejorar su vida accediendo al agua, una cosa que nos parece tan básica a nosotros, pero que le falta a tantas y tantas personas.
En fin que el “Payo Kike” volvió al primer mundo con la sensación de un trabajo bien hecho y con los bolsillo llenos. Dos cosas que tratándose de quien se trata son incompatibles. Así que decidió aligerar peso y gastarse la pasta en un viaje. ¿Al Caribe? ¿A Brasil? ¿A Estados Unidos? ¿A Japón?. ¡¡No hijo no!! Qué estamos hablando del “Kike Colibrí”. Se fue a la India con una amiga y con una mochila, que a nuestro hombre los complejos turísticos le parecen aberrantes.
Como todo en la vida, el viaje a la India tuvo su final, o el dinero se acabó, todavía no están claros los motivos. El caso es que nuestro amigo Kike volvió a visitarnos por Navidad y aunque no le vimos todo lo que quisimos, al menos volvimos a reírnos juntos. Para los rutones que se quejaron de su “informalidad” para ir a los partidos o a tomar una cerveza, solo queda que comprendan que estuvo pocos días y tenía mucha gente a la que ver y contar sus experiencias, familia incluida.
Se fue como vino, en silencio, rumbo a Sevilla a pasar la Nochevieja. Desde entonces la mayoría no sabemos nada de él. Algo que nos cuentan y algún rumor que se extiende, lo que hace aún más grande su leyenda.
Así que desde el blog de teleamigos:
¡¡Felicidades Kike!!
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