Equipo Rojo –5
Equipo Amarillo – 3
Rojos: César, Chechu, Laury, Juan, Peru IV, Óscar, Ramón y Murua
Amarillos: Manute, Maxí, Michel, Luisman, Peru II, Fermín, Peru III y Rubén
Antes de entrar al análisis puro del partido nos tenemos que hacer una reflexión. Si los partidos de la Liga de Campeones son los miércoles (o martes) en prime time, los de la liga se televisan los sábados a las diez de la noche y los de segunda división son los domingos a las doce de la mañana. ¿Cómo se nos ocurre quejarnos de nuestro horario? Si con la calidad que tenemos lo normal es que nos diesen el campo a las 5 de la mañana, para que no nos viese ni dios.
Tu te imaginas a ese niño, que viene a jugar con su equipo después de nosotros, ese padre que le lleva a que haga deporte. ¿Qué se va a pensar al vernos? ¿Para qué tanto entrenamiento, tanto madrugar, tanto esfuerzo? ¡Para acabar como estos!. Mejor me doy a las drogas o me dedico a tocar el culo a las niñas, cualquier cosa que pueda hacer antes de estar acabado.
Pero no solo el escaso fútbol que adorna nuestras botas es el problema. También está el tema de los horarios. Hoy unos entienden a las 9h y 10m, otro entiende lo mismo pero como a veces se le dice una hora más pronto de lo que es para que caliente, pues supone que es a las 9:30. Total, que no empezamos un partido a la hora jamás de los jamases.
Estos inconvenientes tienen sus consecuencias, el equipo amarillo empieza el partido con uno más y se pone por delante en el marcador. Los rojos metidos atrás y buscando un contragolpe, bastante tienen con aguantar el chaparrón. De pronto los rojos recuperan dos efectivos y pasan a ser ellos lo que cuentan con superioridad numérica.
Los amarillos son ahora los que buscan un contraataque y lo encuentran en un desborde de Fermín, el único de su equipo que es capaz de irse de su par (pero no el único que lo intenta y lo intenta y...). 0-2 para los amarillos pero con mucho tiempo por delante todavía como para cantar victoria.
Ramón acorta distancia para los rojos con un tiro lejano pegado al primer palo. Evidentemente es el palo que debe cubrir el portero, pero los reproches por parte de sus compañeros a un guardameta que hasta entonces estaba teniendo una actuación inmaculada parecieron excesivos.
Todo parece que vuelve a su cauce cuando Luisman aparece por el horizonte con el periódico bajo el brazo, pensando en que se quedaba fuera de la convocatoria, y es requerido con rapidez para que se vista de amarillo y así reequilibrar numéricamente el partido.
O fue el sueño o la costumbre de ir de rojo, pero el primer balón que tocó el nuevo e inesperado futbolista amarillo, lo introdujo en su propia portería ante la mirada atónita de Manute, que no salía de su asombro al ver que un balón que se iba fuera de banda acababa en sus redes. Curiosamente en esta ocasión los reproches solo fueron murmullos, aunque pensándolo bien quizá es todavía peor.
Con el empate en el marcador había que volver a empezar y en ese “segundo” partido el equipo rojo estuvo muy por encima de los amarillos. Al menos Óscar mantenía su posición en el campo, Laury cubría sus espaldas y arriba tenían a Murua y a Ramón como dos estiletes.
Los amarillos por su parte seguían dependiendo de la fantasía que pudiera aportar Fermín. Maxi desde el centro de la defensa solo podía ofrecer una salida limpia del balón y Rubén, bajando a recibir a zonas que no son suyas para girarse e intentar meter un pase de gol desde lejos, no aportaba soluciones prácticas. Si a esto le sumamos que Peru I no existió y que Michel bastante tuvo en una par de ocasiones con mantenerse de pié sobre el césped, es fácil comprender que la balanza se inclinase a favor del equipo rojo.
Así llegaron los goles, primero el 3-2 y a pesar de que a los amarillos les quedaron recursos para empatar el partido en la única jugada de mérito de Peru II, todos sus esfuerzos fueron estériles. Los rojos ya mandaban en el marcador y el juego, llevaban la iniciativa, tenían la posesión del balón y sabían que el gol llegaría tarde o temprano.
Fue tarde, pero llegaron dos tantos más para los rojos. Puede que una derrota por la mínima hubiese sido más justa para los amarillos, pero el último tanto recibido, con el tiempo ya cumplido también es un justo castigo a la enfermiza manía que tienen algunos de sus futbolistas de no dar jamás un balón hacia atrás para comenzar de nuevo las jugadas. Algo que ni siquiera a fuerza de oír una y otra vez son capaces de asimilar.
El Crack: Fermín. Se le puede reprochar que le pega con la uña, pero eso no es más que otro gesto de calidad del único futbolista amarillo que tiene desborde. A eso se le suma la humildad de jugar volcado en una banda que no es la suya, para que algunos compañeros menos agraciados técnicamente jueguen donde más les gusta.
El Dandy: Óscar. Corría el rumor de que su equipo había notado su ausencia en las últimas derrotas y con su actuación acrecentó aún más la idea de que esa teoría es cierta. No se volvió loco en aparecer por zonas del campo que nos suyas, mantuvo su posición en el centro del campo y desde ahí abrió el juego a las bandas. Solo le falto acierto en el remate de larga distancia para llegar al sobresaliente.
El Duro: Rubén. Puede que fuese fruto de la desesperación al perder un balón, pero la entrada que le hizo a Chechu merece estar en el catálogo de las entradas prohibidas. Luisman hizo algo parecido, pero con la fuerza que tiene nunca puede provocar el mismo daño que cualquier otra persona, excepto quizás Michel.
¡Vaya Día!. Categoría que excepcionalmente hoy tiene dos ganadores. Michel y Luisman a la limón. El primero porque cayó como fruta madura al intentar ¿controlar? un pase horizontal de Maxi y el segundo por meter gol a su portero en el primer balón que le pasó cerca. Cierto es que el único precedente de algo parecido a lo protagonizado por Michel fue la lesión del “difunto” Gonzalo. Así que el bravo lateral derecho del equipo amarillo a estas horas pensará que “ande yo caliente y ríase la gente”
Equipo Amarillo – 3
Rojos: César, Chechu, Laury, Juan, Peru IV, Óscar, Ramón y Murua
Amarillos: Manute, Maxí, Michel, Luisman, Peru II, Fermín, Peru III y Rubén
Antes de entrar al análisis puro del partido nos tenemos que hacer una reflexión. Si los partidos de la Liga de Campeones son los miércoles (o martes) en prime time, los de la liga se televisan los sábados a las diez de la noche y los de segunda división son los domingos a las doce de la mañana. ¿Cómo se nos ocurre quejarnos de nuestro horario? Si con la calidad que tenemos lo normal es que nos diesen el campo a las 5 de la mañana, para que no nos viese ni dios.
Tu te imaginas a ese niño, que viene a jugar con su equipo después de nosotros, ese padre que le lleva a que haga deporte. ¿Qué se va a pensar al vernos? ¿Para qué tanto entrenamiento, tanto madrugar, tanto esfuerzo? ¡Para acabar como estos!. Mejor me doy a las drogas o me dedico a tocar el culo a las niñas, cualquier cosa que pueda hacer antes de estar acabado.
Pero no solo el escaso fútbol que adorna nuestras botas es el problema. También está el tema de los horarios. Hoy unos entienden a las 9h y 10m, otro entiende lo mismo pero como a veces se le dice una hora más pronto de lo que es para que caliente, pues supone que es a las 9:30. Total, que no empezamos un partido a la hora jamás de los jamases.
Estos inconvenientes tienen sus consecuencias, el equipo amarillo empieza el partido con uno más y se pone por delante en el marcador. Los rojos metidos atrás y buscando un contragolpe, bastante tienen con aguantar el chaparrón. De pronto los rojos recuperan dos efectivos y pasan a ser ellos lo que cuentan con superioridad numérica.
Los amarillos son ahora los que buscan un contraataque y lo encuentran en un desborde de Fermín, el único de su equipo que es capaz de irse de su par (pero no el único que lo intenta y lo intenta y...). 0-2 para los amarillos pero con mucho tiempo por delante todavía como para cantar victoria.
Ramón acorta distancia para los rojos con un tiro lejano pegado al primer palo. Evidentemente es el palo que debe cubrir el portero, pero los reproches por parte de sus compañeros a un guardameta que hasta entonces estaba teniendo una actuación inmaculada parecieron excesivos.
Todo parece que vuelve a su cauce cuando Luisman aparece por el horizonte con el periódico bajo el brazo, pensando en que se quedaba fuera de la convocatoria, y es requerido con rapidez para que se vista de amarillo y así reequilibrar numéricamente el partido.
O fue el sueño o la costumbre de ir de rojo, pero el primer balón que tocó el nuevo e inesperado futbolista amarillo, lo introdujo en su propia portería ante la mirada atónita de Manute, que no salía de su asombro al ver que un balón que se iba fuera de banda acababa en sus redes. Curiosamente en esta ocasión los reproches solo fueron murmullos, aunque pensándolo bien quizá es todavía peor.
Con el empate en el marcador había que volver a empezar y en ese “segundo” partido el equipo rojo estuvo muy por encima de los amarillos. Al menos Óscar mantenía su posición en el campo, Laury cubría sus espaldas y arriba tenían a Murua y a Ramón como dos estiletes.
Los amarillos por su parte seguían dependiendo de la fantasía que pudiera aportar Fermín. Maxi desde el centro de la defensa solo podía ofrecer una salida limpia del balón y Rubén, bajando a recibir a zonas que no son suyas para girarse e intentar meter un pase de gol desde lejos, no aportaba soluciones prácticas. Si a esto le sumamos que Peru I no existió y que Michel bastante tuvo en una par de ocasiones con mantenerse de pié sobre el césped, es fácil comprender que la balanza se inclinase a favor del equipo rojo.
Así llegaron los goles, primero el 3-2 y a pesar de que a los amarillos les quedaron recursos para empatar el partido en la única jugada de mérito de Peru II, todos sus esfuerzos fueron estériles. Los rojos ya mandaban en el marcador y el juego, llevaban la iniciativa, tenían la posesión del balón y sabían que el gol llegaría tarde o temprano.
Fue tarde, pero llegaron dos tantos más para los rojos. Puede que una derrota por la mínima hubiese sido más justa para los amarillos, pero el último tanto recibido, con el tiempo ya cumplido también es un justo castigo a la enfermiza manía que tienen algunos de sus futbolistas de no dar jamás un balón hacia atrás para comenzar de nuevo las jugadas. Algo que ni siquiera a fuerza de oír una y otra vez son capaces de asimilar.
El Crack: Fermín. Se le puede reprochar que le pega con la uña, pero eso no es más que otro gesto de calidad del único futbolista amarillo que tiene desborde. A eso se le suma la humildad de jugar volcado en una banda que no es la suya, para que algunos compañeros menos agraciados técnicamente jueguen donde más les gusta.
El Dandy: Óscar. Corría el rumor de que su equipo había notado su ausencia en las últimas derrotas y con su actuación acrecentó aún más la idea de que esa teoría es cierta. No se volvió loco en aparecer por zonas del campo que nos suyas, mantuvo su posición en el centro del campo y desde ahí abrió el juego a las bandas. Solo le falto acierto en el remate de larga distancia para llegar al sobresaliente.
El Duro: Rubén. Puede que fuese fruto de la desesperación al perder un balón, pero la entrada que le hizo a Chechu merece estar en el catálogo de las entradas prohibidas. Luisman hizo algo parecido, pero con la fuerza que tiene nunca puede provocar el mismo daño que cualquier otra persona, excepto quizás Michel.
¡Vaya Día!. Categoría que excepcionalmente hoy tiene dos ganadores. Michel y Luisman a la limón. El primero porque cayó como fruta madura al intentar ¿controlar? un pase horizontal de Maxi y el segundo por meter gol a su portero en el primer balón que le pasó cerca. Cierto es que el único precedente de algo parecido a lo protagonizado por Michel fue la lesión del “difunto” Gonzalo. Así que el bravo lateral derecho del equipo amarillo a estas horas pensará que “ande yo caliente y ríase la gente”
1 comentario:
Fermín es un chupón.
Luisman paredón.
Menos mal que tenemos a Michel.
Firmado: Michel.
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